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Clara Campoamor

  • Foto del escritor: Lucía Sobrado
    Lucía Sobrado
  • 30 jul 2020
  • 4 Min. de lectura

Si hoy en España las mujeres pueden votar, sin duda debemos mencionar a Clara Campoamor (1888-1972) como una de las grandes responsables, líderes del movimiento feminista y de la política liberal.


A la edad de diez años, con la muerte de su padre tuvo que asumir una gran responsabilidad económica, dejando la escuela y empezando a trabajar como modista, dependienta o telefonista. En 1909 consiguió plaza como auxiliar de Telégrafos del Ministerio de Gobernación y en 1914 consiguió una plaza como profesora de taquigrafía y mecanografía por oposición en el Ministerio de Instrucción Pública. En los años posteriores desempeñó más trabajos, uno de ellos fue el de secretaria del director del periódico La Tribuna, trabajo en el cual empezó a entrar en contacto con activistas femeninas y a mostrar interés por la política, por lo que decidió iniciar bachiller en 1920 y se graduó en Derecho por la Complutense de Madrid en 1924. En 1925 se inscribió en el destacado e ilustre Colegio de Abogados de Madrid, siendo la segunda mujer en ingresar después de Victoria Kent. Colaboró en la fundación de la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas y el Instituto Internacional de Uniones Intelectuales.

Clara Campoamor tomó la decisión de dar el salto a la política con el Partido Radical de Alejandro Lerroux. En las elecciones de 1931, que siguieron a la proclamación de la Segunda República, las mujeres pudieron presentarse aunque no votar. Campoamor resultó elegida junto con Victoria Kent, oportunidad para llevar los derechos de la mujer al ámbito legislativo. Sin embargo, miembros de su propio partido, empezaron a mirarla con recelo.

El primer gran paso de Clara Campoamor para alcanzar sus objetivos fue la redacción de la nueva Constitución republicana. Ella no solo contemplaba el derecho al voto femenino, sino el divorcio, la igualdad de los hijos e hijas nacidos fuera del matrimonio, además de la abolición de la prostitución. Sin embargo, implantar cambios tan profundos en una sociedad tan machista e influenciada por un catolicismo muy conservador, no sería pan comido. A pesar de ello, logró que se incorporara a la Constitución una gran parte de sus demandas, salvo lo relativo a la prostitución y al sufragio femenino.

Como ya mencioné antes, sus compañeros la miraron con recelo, no la apoyaron como deberían a pesar de pertenecer al mismo partido al que se unió por sus ideales. Con la excepción de cuatro compañeros, su propio grupo le había negado el apoyo por miedo a que las mujeres españolas, según ellos muy influenciadas por la Iglesia, votaran mayoritariamente a los partidos conservadores - parte de los cuales, por ese mismo motivo, votaron a favor. Victoria Kent, compañera de partido y activista feminista, estuvo en desacuerdo con ella, ya que desde su punto de vista, opinaba que antes de legislar había que trabajar mucho en el cambio de mentalidad de la sociedad española, o sus propuestas fracasarían. Ninguna de las dos renovó su escaño en las elecciones de 1933, aunque Alejandro Lerroux le ofreció a Clara un cargo como Directora General de Beneficencia y Asistencia Social. Decidió abandonar la política tras la alianza entre el Partido Radical con la Confederación Española de Derechas Autónomas.

Al comenzar la Guerra Civil, se exilió para Francia y trabajó de traductora. Tras la victoria de Franco, se abrió un proceso contra ella, en el que habría sido condenada por ser republicana, feminista y masona. Se trasladó a Suiza, en donde ejerció de abogada hasta su muerte en 1972.


Creo que todos debemos pararnos a pensar por un momento que hubiera pasado si mujeres como Clara Campoamor no se hubieran revelado, quedándose calladas y a las órdenes de una sociedad tan machista y en la que las mujeres no tenían derecho a elegir, opinar o votar, como si su sentido crítico o capacidad de razonamiento fueran inferiores. Dar las gracias a que han hecho que las siguientes generaciones tengan más sentido de la equidad y sensatez. Dar gracias a que hoy en día en nuestro país podemos hablar de estos temas con libertad y sin miedo a morir en la guillotina.

Clara era una mujer liberal, que defendió la libertad de los derechos humanos, especialmente los de la mujer y la libertad económica hasta el final. Aún hoy en día, hay debate abierto por el partido al que se le atribuye. Pero, como ella bien dijo, "EL PRINCIPIO DE IGUALDAD ESTABA POR ENCIMA DE LOS INTERESES DEL ESTADO". Lo hizo alegando que "AL VARÓN QUE HA DE VOTAR, NO OLVIDÉIS QUE NOS SOIS HIJOS DE VARÓN TAN SÓLO, SINO QUE SE REÚNE EN VOSOTROS EL PRODUCTO DE LOS DOS SEXOS. AUNQUE NO QUERÁIS Y POR SI ACASO ADMITÍS LA INCAPACIDAD FEMENINA, VOTÁIS CON LA MITAD DE VUESTRO SER INCAPAZ".


Clara es una gran inspiración, tanto como persona como por su capacidad decisiva y perseverancia. Estudió para luchar por sus propios derechos como mujer, por los de los demás y por defender a los inocentes. Se hizo hueco en el mundo de la justicia y en un panorama político liderado por los hombres.

Por eso y por mucho más, gracias Clara Campoamor por luchar por mí, por todas las mujeres y hombres por una sociedad más humana.


Espero que os haya gustado, me despido con una de sus frases más célebres:

"La libertad se aprende ejerciéndola"


Con cariño,

Lucía


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Además os recomiendo que veáis la película "Clara Campoamor. La mujer olvidada" de RTVE, para haceros una idea mucho más realista de esta ilustre mujer.




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